El patrimonio industrial: ¿el fin de una cultura compartida?
Abstract
Los siglos de la industria crearon una 
verdadera cultura mundial, desde las Islas 
Británicas al mar del Japón, y del Atlántico 
al Pacífico. No obstante, al pasar al tercer 
milenio, caracterizada por la robotización, 
la miniaturización y el uso masivo de 
nuevas tecnologías como la informática 
en todas sus formas, como así también el 
uso sistemático de la mano de obra barata 
de países lejanos, la desindustrialización 
ha afectado la herencia industrial de 
forma desordenada, ocasionando 
algunas polémicas reconversiones y un 
número asombroso de abandonos y 
destrucciones. El resultado de esta política: 
una moneda con dos caras que no deja de 
ser insatisfactoria e inquietante. Arrasar 
una fábrica y su entorno es tan negativo como transformar dicha fabrica en centro 
cultural y olvidarse de su pasado. Una vez 
más, se plantea la pregunta apremiante 
sobre el patrimonio que pretendemos 
legar a las generaciones futuras.
						
							










